Wall-e

Desde que vi Toy Story por primera vez que Pixar siempre me ha emocionado, a cada estreno esperaba ver algo parecido, algo que se acercara a lo que nos habían acostumbrado. Es por eso y otras razones que queria ver Wall-e ansiosamente.

La película narra la historia de un robot llamado Wall-e (Wast Allocation Load Lifter Earth-Class), el único superviviente de una fuerza de limpieza de la Tierra que, setecientos años después de haber sido abandonado por los humanos, recibe la visita inesperada de otro robot explorador llamado Eve, diseñado para buscar la existencia de plantas y confirmar la posibilidad de subsistencia.


Wall-E se comunica de forma muy similar a un niño, de ahí que la primera hora del filme parezca una película muda. Los gestos con los objetivos que tiene por ojos, las manos que agarran como pinzas y los sonidos metálicos son su único lenguaje, que sin embargo resulta muy elocuente. Esta es una de las grandes cualidades de la película, la de dotar a dos robots (tanto Wall-e cómo Eve) de sentimientos y crear en el espectador simpatía por ellos.


La verdad es que la película es encantadora, conmovedora y visualmente asombrosa sobre todo en la primera mitad en la que solo aparecen Wall-e, Eve y una cucaracha. A partir de entonces la película empieza a resultar lenta en alguna etapa y sin la fuerza y emoción que caracterizaba el comienzo.


La película, que ha recibido grandes criticas (de lo mejor del año dicen la mayoría) y arrasado en taquilla, denuncia la destrucción del planeta y el consumismo cosa por la cual la han tachado de izquierdista e incluso han tachado a Wall-e de pirata porque graba sin permiso música de su película favorita y, para colmo, la comparte con su amada compañera Eve (esto es la clase de cosas que me superan).


En definitiva, Wall-E es una preciosa película sobre robots y sus interacciones con los humanos que no pueden perder la oportunidad de ver.